En el corazón de esta filosofía ancestral, el Wabi-Sabi, se encuentra una profunda conexión con la naturaleza y una apreciación de lo efímero y lo imperfecto. Originaria de China durante la dinastía Song y posteriormente desarrollada en Japón, el Wabi-Sabi se convirtió en una guía para aquellos que buscaban la esencia de las cosas a través de la contemplación de la naturaleza, rechazando lo artificial y lo superfluo.
Esta filosofía, que encuentra su máxima expresión en la ceremonia del té japonesa, celebra la belleza de lo simple, lo modesto y lo imperfecto. En su esencia, el Wabi-Sabi nos recuerda que nada dura para siempre, y que la verdadera belleza reside en la aceptación de la impermanencia y el cambio constante.
En el mundo de la cerámica, el Wabi-Sabi cobra vida a través de piezas únicas y originales, hechas a mano con una sensibilidad inspirada en la naturaleza. Cada grieta, cada imperfección, cuenta una historia de movimiento y transformación, y se convierte en parte intrínseca de la obra.
Mis creaciones, nacidas en un pequeño taller donde el azar y la propia naturaleza del material juegan un papel importante, buscan capturar la esencia del Wabi-Sabi. A través de la cerámica, celebro la belleza de lo imperfecto y la luz que surge de las grietas, realzando algunas con oro líquido en un tributo a la antigua técnica japonesa del Kintsugi.
Únete a mí en este viaje de descubrimiento, donde la cerámica se convierte en una expresión de la vida misma: efímera, imperfecta y profundamente hermosa.